ORFANDAD
Por una puerta…
Por las rendijas de una puerta de viejos maderos, por donde en las noches invernales se cuela el frío, y por donde el vapor calcinante del verano penetra con su dardo de sudoroso pesar…
Por esa puerta…
Por esa oquedad sale el llanto consternado de un hermoso retoño de vida.
Por esa abertura, por donde dos ojos tiernos se esfuman en busca de cobertor en el invierno y de un calor diferente de verano… ¡en busca de una madre!
Por allí, por acá, por todas partes…
En esa estancia, asediado por la corrupción y la quimera, un magro retoño de vida solitaria pretende con su aciago llanto, y como por instinto, ver llegar la efigie harapienta de esa verdulera mujer de consuetudinario olvido.
En aquella estancia…
Por aquellos resquicios… Por esas rendijas… Por esas grietas…
Por allí, por acá, por todas partes…
En cualquier cuartucho donde apenas penetra la luz.
René De León G.
5 de junio de 1977
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