NEGARSE A LA VIDA CIRCULAR
Negarse a la repetición de la historia circular de los nuestros, de nuestro pueblo y de nuestro tiempo.
Negarse a repetir la vida circular que duele,
que hiere y carece de sensatez.
Nos han herido y hemos herido, pero podemos forjar nuevas vidas sin heridas y sin que sientan la necesidad de herirnos.
Nos han enseñado… y hemos aprendido y hemos ignorado; mas lo que da origen al bien no es el aprendizaje ni la ignorancia…
es el amor y la acción por el bien.
Hemos discutido, gritado, ofendido, humillado, despreciado y apartado; sin embargo, lo que satisface no es el apartamiento, ni la armonía disimulada, ni el silencio egoísta, ni el halago vano, ni el engrandecimiento, ni el falso amor.
Lo que enaltece y da satisfacción de vida es el rehacer, el reconstruir, el construir novedades, el romper patrones que truncan nuestra realización y felicidad, el idear nuevos mundos y nuevas vidas…
Por el bien, por el perdón, por la tolerancia, por la sabiduría del dios en que creemos…
Por ese dios del bien, vivamos; disfrutemos por la sabiduría de poder hacer el bien.
Negarse a repetir la vida circular en que giramos,
que nos persigue, que nos incita a creer que lo que nos exigen es lo justo, lo bueno y productivo, el deber.
Porque nadie puede legarnos el deber: el deber nace del alma cuando el alma es justa y buena.
René De León G.
16 de junio de 2000
No hay comentarios:
Publicar un comentario