miércoles, 28 de septiembre de 2011

FIGURAS LITERARIAS

Figuras Literarias
Autor: René De León G.

     La figura literaria, también conocida como figura retórica, es una estrategia literaria que el escritor aplica en el texto para intentar conseguir un efecto determinado en la percepción e interpretación del lector. Las figuras pueden estar relacionadas con rasgos semánticos o con rasgos fonológicos o sintácticos de las palabras afectadas.
     Figuras literarias son maniobras, manipulaciones o artificios de que hacen uso los escritores en la creación literaria.  Todo escritor manipula, más o menos, su modo de pensar y la manera de exponerse pensamiento, para que el contenido o la forma, o ambas cosas a la vez, "extrañen" o choquen al lector, y éste perciba la voluntad de forma; esto es, el deseo de que veamos cómo, en su obra, el idioma ha sido trabajado atentamente, artísticamente, para diferenciarlo del que se utiliza en los usos no literario (Carreter y Tusón, 1988, 7). El escritor aspira a que su lenguaje sea visto, recibido o percibido como resultado de un trabajo de creación artística, por ello la obra literaria es una ora de arte en la que el material con que se trabaja son las palabras, el lenguaje.
     Las figuras literarias se presentan en prosa o en verso, y pueden ser de dos clases: figuras de pensamiento (las que llaman la atención en cuanto a la presentación de las ideas, del contenido) y figuras de lenguaje (las que llaman la atención en cuanto a la forma; se producen por un empleo singular del lenguaje, de tal forma que si la expresión cambia, desaparece la figura).
     Entre las figuras literarias más conocidas tenemos las siguientes: alegoría, aliteración, anadiplosis, anáfora, antítesis, apóstrofe, asíndeton, cacofonía,  encabalgamiento, elipsis, epanadiplosis, epíteto, eufemismo, hipérbaton, hipérbole, ironía, lítote, metáfora, metonimia, onomatopeya, oxímoron, paradoja, paralelismo, paronomasia, perífrasis, polisíndeton, prosopopeya, sarcasmo, símbolo, símil, sinécdoque y sinestesia.
Todas las figuras se producen por acción de la función poética o estética del lenguaje, función que desempeña el lenguaje literario y que consiste en que el lenguaje se trabaja, se elabora para llamar la atención sobre el lenguaje mismo, sobre la forma, sobre la manera de usarlo; o sea, para que nos demos cuenta de cómo están dichas las cosas, cómo están expresados los contenidos, y no nos fijemos solamente en los contenidos que se expresan.
  1. Alegoría
  2. Aliteración
  3. Anadiplosis
  4. Anáfora
  5. Antítesis
  6. Apóstrofe
  7. Asíndeton
  8. Cacofonía
  9. Elipsis
  10. Encabalgamiento
  11. Epanadiplosis
  12. Epíteto
  13. Eufemismo
  14. Hipérbaton
  15. Hipérbole
  16. Ironía
  17. Lítote
  18. Metáfora
  19. Metonimia
  20. Onomatopeya
  21. Oxímoron
  22. Paradoja
  23. Paralelismo
  24. Paronomasia
  25. Perífrasis
  26. Polisíndeton
  27. Prosopopeya
  28. Sarcasmo
  29. Símbolo
  30. Símil
  31. Sinécdoque
  32. Sinestesia
1. Alegoría
     Se denomina así a un procedimiento retórico de más amplio alcance que el símbolo, en tanto que por él se crea un sistema extenso y subdividido de imágenes metafóricas que representa un pensamiento más complejo o una experiencia humana real, y en ese sentido puede constituir obras enteras, como el Roman de la rose de Jean de Meung. La alegoría se transforma entonces en un instrumento cognoscitivo y se asocia al razonamiento por analogías o analógico. Por ejemplo, Omar Khayyam afirma que la vida humana es como una partida de ajedrez, en la cual las casillas negras representan las noches y las blancas los días; en ella, el jugador es una pieza más en el tablero cósmico. Jorge Manrique, por otra parte, afirma, tomándolo del Eclesiastés, que nuestras vidas son ríos y como ellos sólo parecen diferentes en su curso y caudal, pero no en su final, que es el mar/la muerte: el final ha sido ya escrito, pero no el transcurso de la vida. Y Albertino Mussato escribe que los humanistas "son enanos a hombros de gigantes", porque por nosotros mismos no podemos ver muy lejos, pero subidos a hombros del saber humanístico antiguo, podemos ver incluso más de lo que vieron los grandes hombres del pasado.
     Con la alegoría se describen acciones o hechos imaginarios, pero que se corresponden con hechos reales. Así, Lope de Vega se dirige a un rival con quien su amada Elena Osorio se había ido, fingiendo alegóricamente que es un pastor que reclama aun mayoral su manso o cordero preferido:
Suelta mi manso, mayoral extraño,
pues otro tienes de igual decoro;
deja la prenda que en el alma adoro,
perdida por tu bien y por mi daño.
     Hay también alegoría cuando, en el poema, el relato o el drama, intervienen personajes alegóricos que encarnan ideas abstractas, como la Providencia, el Género Humano, la Envidia, la Virtud, etc. (Carreter, 1995, 11).
     El significado alegórico es también uno de los cuatro que es posible extraerle a las Sagradas Escrituras según los teólogos. Por otra parte, se conoce como Escuela alegórico-dantesca la poesía alegórica española del s. XV influida por la Divina commedia de Dante Alighieri. Los principales representantes fueron don Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana (Carrión de los Condes, 1398-1458) y Juan de Mena (Córdoba, 1411-1456).
     El dramaturgo barroco Pedro Calderón de la Barca llevó a su perfección el subgénero dramático alegórico en un acto de tema eucarístico denominado auto sacramental, donde los personajes son en realidad alegorías de conceptos abstractos. En uno de ellos, define así la alegoría:
La alegoría no es más
que un espejo que traslada
lo que es con lo que no es,
y está toda su elegancia
en que salga parecida
tanto la copia en la tabla,
que el que está mirando a una
piense que está viendo a entrambas.

Como ejemplos de alegoría pueden citarse los siguientes:
Este mundo es el camino
para el otro, que es morada
sin pesar
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nascemos
andamos, mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenecemos
así que cuando morimos
descansamos.
(Jorge Manrique, Coplas a la muerte de su padre)

«Dime: ¿no has visto tú representar alguna comedia adonde se introducen reyes, emperadores y pontífices, caballeros, damas y otros diversos personajes? Uno hace el rufián, otro el embustero, éste el mercader, aquél el soldado, otro el simple discreto, otro el enamorado simple; y, acabada la comedia y desnudándose de los vestidos della, quedan todos los recitantes iguales.
-Sí he visto —respondió Sancho.
-Pues lo mesmo —dijo don Quijote— acontece en la comedia y trato deste mundo, donde unos hacen los emperadores, otros los pontífices, y, finalmente, todas cuantas figuras se pueden introducir en una comedia; pero, en llegando al fin, que es cuando se acaba la vida, a todos les quita la muerte las ropas que los diferenciaban, y quedan iguales en la sepultura.
-¡Brava comparación! —dijo Sancho—, aunque no tan nueva que yo no la haya oído muchas y diversas veces, como aquella del juego del ajedrez, que, mientras dura el juego, cada pieza tiene su particular oficio; y, en acabándose el juego, todas se mezclan, juntan y barajan, y dan con ellas en una bolsa, que es como dar con la vida en la sepultura.
-Cada día, Sancho —dijo don Quijote—, te vas haciendo menos simple y más discreto.»
(Cervantes, Quijote, II)

2. Aliteración
     Es el efecto sonoro producido por la repetición de forma consecutiva de un mismo fonema, o de fonemas similares. La aliteración suele sugerir imágenes relacionadas con los sentidos.  Según Lázaro Carreter, la aliteración se produce por la repetición de uno o varios fonemas con frecuencia perceptible: Con el ala aleve del leve abanico. (Rubén Darío)
     Cuando la aliteración trata de imitar sonidos o ruidos, se denomina onomatopeya: El silbo de los aires amorosos. (San Juan de la Cruz)

3. Anadiplosis
     Repetición de la misma palabra o grupo de palabras al final de un verso y al comienzo del siguiente, por ejemplo:
Oye, no temas, y a mi ninfa dile, dile que muero. (Esteban Manuel de Villegas, siglo XVII)         Mi sien, florido balcón de mis edades tempranas, negra está, y mi corazón, y mi corazón con canas. (Miguel Hernández, siglo XX)         Nadie ama solamente un corazón: un corazón no sirve sin un cuerpo.(J. M.ª Fonollosa, siglo XX)

4. Anáfora
     Es la repetición de una o más palabras al comienzo de dos o más unidades sintácticas.  En la poesía, consiste en la repetición de las primeras palabras de un verso en los versos siguientes:
Temprano levantó la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada, temprano estás rodando por el suelo. No perdono a la muerte enamorada, no perdono a la vida desatenta, no perdono a la tierra ni a la nada. (Miguel Hernández, siglo XX)

5. Antítesis o contraste
     Figura que consiste en oponer dos ideas o dos términos contrarios. Recurso estilístico basado en contraponer dos sintagmas, frases o versos en cada uno de los cuales se expresan ideas de significación opuesta o contraria (antítesis propiamente dicha) o impresiones más subjetivas e indefinidas que se sienten como opuestas (contraste):
Yo velo cuando tú duermes, yo lloro cuando tú cantas (Cervantes).
Mis arreos son las armas
mi descanso, el pelear
mi cama, las duras peñas
mi dormir, siempre velar.
(Romance)(Carreter, 1995, 11).

6. Apóstrofe
     Figura que consiste en dirigir la palabra con vehemencia en segunda persona a una o varias, presentes o ausentes, vivas o muertas, a seres abstractos o a cosas inanimadas, o en dirigírsela a sí mismo en iguales términos (RAE, 1992).

7. Asíndeton
     Figura literaria  que consiste en la eliminación de conjunciones. Suele utilizarse para dar agilidad al texto.
Acude, corre, vuela,
traspasa la alta sierra, ocupa el llano.
No perdones la espuela
no des paz a la mano;
menea fulminando el hierro insano.
(Fray Luis de León, siglo XVI)

8. Cacofonía
     Efecto sonoro desagradable producido por la cercanía de sonidos o sílabas que poseen igual pronunciación. Disonancia que resulta de la inarmónica combinación de los elementos acústicos de la palabra (RAE, 1992). Ejemplo:
Y déjame muriendo un no sé qué que quedan balbuciendo (San Juan de la Cruz, Cántico Espiritual, siglo XVI)

9. Elipsis
     Figura literaria consistente en la omisión deliberada de alguna parte del texto. Figura de construcción, que consiste en omitir en la oración una o más palabras, necesarias para la recta construcción gramatical, pero no para que resulte claro el sentido (RAE, 1992).

10. Encabalgamiento
     Es un efecto poético que consiste en cortar una frase inacabada al final del verso, y continuarla en el siguiente verso.
     Existen dos tipos: el encabalgamiento suave (en el que apenas se rompe la unidad de la frase al cortarla) y el brusco o abrupto (en el que se deja sentir ese corte violentamente). Cuando el encabalgamiento abrupto ocupa tres sílabas o menos, se denomina braquistiquio, y sirve para subrayar o destacar el significado de una expresión entre dos pausas fuertes.  Ejemplo:
Bien como la ñudosa carrasca, en alto risco desmochada con hacha poderosa de ser despedazada delhierro, torna rica y esforzada... (Fray Luis de León, siglo XVI)

11. Epanadiplosis
     Consiste en repetir, al fin de un verso, cláusula o frase, el mismo vocablo con el que empieza:
Quiero verte y tenerte eternamente, quiero
Contigo fundirme en el olvido y desaparecer contigo,
Solamente eso quiero, nada más, solamente.

12. Epíteto
     El epíteto o adjetivo ornamental es aquél que se coloca habitualmente ante el sustantivo al que califica y expresa una cualidad propia o inherente a este o intrínsecamente ligada a él, de forma que es ornamental, no añade ninguna información y se percibe más bien como una especie de intensificación del significado del sustantivo o redundancia (manso cordero, fiero león). Es un recurso de uso estrictamente literario y renacentistas como Garcilaso lo usaron como expresión de su idealismo platónico, con la intención de crear una realidad artística superior a la mera realidad:
Verde prado de fresca sombra lleno... (Garcilaso de la Vega, siglo XVI)
Las frases adjetivas y las aposiciones se usan a veces como epítetos, por ejemplo, las usadas con frecuencia en los poemas homéricos. (Carreter, 1995, 11).

13. Eufemismo
      Consiste en emplear una expresión o frase que represente de forma no ofensiva o molesta algo que, dicho en su manera directa, sí ofendería o molestaría. Manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante (RAE, 1992). Ejemplo: Donde la espalda pierde su nombre (nalgas).

14. Hipérbaton
     Desorden de la secuencia lógica de los elementos del texto. Se trastrueca o disloca el orden normal de la oración o de la frase, que en español es: sujeto + verbo + complementos del verbo, y determinado + determinante.  Cuando el hipérbaton altera demasiado el orden sintáctico, de modo que se requiere especial atención para desentrañar el mensaje, se denomina hipérbaton violento.
El hipérbaton caracteriza periodos muy cortesanos de la literatura española, como el siglo XV (en que lo utilizaron frecuentemente autores como Juan de Mena o Fernando de Rojas, entre otros) o el Barroco. En este último periodo, el estilo llamado CulteranismooGongorismo supuso un auténtico desarrollo para este procedimiento retórico merced a la importancia que le confirió en sus obras el poeta cordobés Luis de Góngora a partir de su poema Soledades (1613). Los casticistas como Lope de Vega reaccionaron burlándose del procedimiento en parodias humorísticas del mismo.
Ejemplos:
Del monte en la ladera por mi mano plantado tengo un huerto... (Fray Luis de León, siglo XVI) Pasos de un peregrino son errantes cuantos me dictó versos dulce Musa en soledad confusa, perdidos unos, otros inspirados. (Luis de Góngora, Soledades, 1613) En una de fregar cayó caldera. (Lope de Vega, La gatomaquia, s. XVII) Inés, tus bellos ya me matan, ojos, y al alma, roban pensamientos, mía, desde aquel triste, que te vieron, día, no tan crueles, por tu causa, enojos. Tus cabellos, prisiones de amor, rojos, con tal, me hacen vivir, melancolía, que tu fiera, en mis lágrimas, porfía, dará de mis, la cuenta a Dios, despojos. Creyendo que de mí no, Amor, se acuerda, temerario, levántase, deseo, de ver a quien me, por desdenes, pierde. Que es venturoso, si me admite, empleo, esperanza de amor, me dice, verde, viendo que te, desde tan lejos, veo". (Lope de Vega, siglo XVII)

15. Hipérbole
     Exageración que se sale de la realidad, ponderación exagerada. Ejemplos:
Yo romperé a fuerza de brazos un monte espeso que otro no rompiera. (Gracilazo)
Niña, te quiero tanto, Niña, tanto te quiero que si me sacan los ojos te miro por los agujeros. (Copla popular)
A veces produce efectos cómicos:
Yace en esta losa dura una mujer tan delgada que en la vaina de una espada se trajo a la sepultura. (Baltasar de Alcázar)       Érase un hombre a una nariz pegado. (Francisco de Quevedo)
Un pasaje hiperbólico es, pues, el que plantea una realidad exagerada, desmesurada.

16. Ironía
     Es el modo de burlarse de alguien o de algo, afirmando seriamente lo contrario de lo que se quiere dar a entender.  Figura retórica que consiste en dar a entender lo contrario de lo que se dice (RAE, 1992).  Ejemplos:
"Muy buena tu acción".
Corremos a ofrecer nuestra adhesión y nuestros plácemes a los señores consejeros, gobernadores y subgobernadores de los bancos que han expulsado a su personal por considerar como una falta de disciplina la solicitud de mejoras.

17. Lítote
     La lítote es una figura que presenta lo que se dice en forma de negación atenuadora: "Eso no está muy bien" (= está mal). (Carreter, 1995, 11).

18. Metáfora
     Es el recurso estilístico que consiste en identificar un término con otro, con el que tiene características más o menos comunes: "a" es "b". No debe confundirse con la comparación o símil, ya que en el caso de la metáfora no existe comparación, sino identificación de un término con otro. Puede realizarse de diversas maneras, que pueden combinarse entre sí y dar lugar a metáforas más complejas:
Metáfora simple o imagen: Responde a la fórmula a es b:
"Tus dientes son perlas"
Metáfora de complemento preposicional del nombre: Responde a la fórmula a de b:
"Dientes de perla"
Metáfora aposicional: Responde a la fórmula a, b:
"Tus dientes, perlas de tu boca"
Metáfora pura: Consiste en la omisión completa de a, y sólo queda b. Responde a la fórmula [a] b:
"Las perlas de tu boca"
Metáfora negativa: Responde a la fórmula no a, b:
"No dientes, son perlas"
Metáfora impresionista: Responde a la fórmula a, b1, b2, b3...:
"Tus dientes, marfil, blancura, destellos de sol..."
La Alegoría es una serie continua de metáforas que tiene una función narrativa o cognoscitiva.
La Imagen visionaria es una metáfora en la que los términos a y b no poseen en común nada sino el significado emocional que entre ellos encuentra el poeta.
El Símbolo es una metáfora codificada por una tradición cultural. También puede ser un símbolo original, creado por el propio poeta, pero entonces hay que aludir a ellos como "símbolos personales".

19. Metonimia
     Esta figura es un tropo que se basa en la contigüidad entre el término real (R) y la imagen (I): al estar juntos, la imagen presta su nombre al término real.  Así, como en el anverso (R) de una moneda suele estar grabado un rostro, lo llamamos cara (I), aunque ésta sea sólo una parte del anverso. Llamamos, por ejemplo, cuero al balón, violín al violinista de una orquesta, copa al licor que contiene (Carreter, 1995, 11).

20. Onomatopeya
     Imitación o recreación del sonido de algo en el vocablo que se forma para significarlo (RAE, 1992).  Figura que consiste en la imitación de sonidos o ruidos: "crack", "guau", "tic tac, tic tac".

21. Oxímoron
     Unión de dos términos de opuesto significado. Figura que consiste en juntar dos palabras o dos ideas que, lógicamente, no podrían coexistir:
Esto es una sensata locura.
"Vivo sin vivir en mí
que muero porque no muero".
(Santa Teresa de Jesús)
A veces, en lugar de excluir un término al otro, complementa el mensaje. Por ejemplo:
Rugido callado (Rubén Darío).

22. Paradoja
      Consiste en la expresión de una verdad en términos contradictorios. Por ejemplo: Todos somos iguales, pero unos más iguales que otros (George Orwell, Granja de animales).
Figura de pensamiento que consiste en emplear expresiones o frases que envuelven contradicción. Mira al avaro, en sus riquezas, pobre. (RAE, 1992)

23. Paralelismo
     Recurso estilístico que consiste en repetir una misma construcción sintáctica o un mismo significado dos o más veces. Existen dos tipos:
Paralelismo sintáctico: aquél en que lo que se repite es la misma construcción sintáctica:
Los suspiros son aire y van al aire
las lágrimas son agua y van al mar. (Bécquer)
Este tipo de paralelismo caracteriza, por ejemplo, la poesía galaica de las Cantigas de amigo. Un ejemplo puede encontrarse en los versos impares del Romance del Conde Olinos:
A ella, como hija de reyes la entierran en el altar; a él, como hijo de condes, unos pasos más atrás. Paralelismo semántico: Consiste en repetir la misma idea, pero no con las mismas palabras. Caracteriza, por ejemplo, a la poesía clásica hebrea contenida en el Antiguo Testamento. Así dice, por ejemplo, el Libro de Job: ¿Por qué no morí en el seno y no nací ya muerto? ¿Por qué hubo dos rodillas para acogerme y dos pechos para darme de mamar? ¿O por qué no fui como un aborto que se esconde, como los pequeños que nunca vieron la luz? Pues ahora estaría acostado tranquilamente y dormiría mi sueño para descansar.

24. Paronomasia o paranomasia
     Juego de palabras que se realiza juntando palabras similares que solamente se distinguen unas de otras por unos pocos fonemas.
De medio arriba romanos, de media abajo, romeros. (Lope de Vega, siglo XVII)        Yo, remera de barcas, ramera de hombres romera de almas, rimera de versos, Ramona, para servirles. (Gloria Fuertes)

25. Perífrasis o circunloquio
     La perífrasis o circunloquio es una figura que elude la palabra directa y alude al objeto mediante un rodeo.  Así, perifrásticamente, aludimos a Lope de Vega llamándolo el Fénix de los ingenios españoles (Carreter, 1995, 11).
La perífrasis puede afectar a oraciones enteras, a párrafos y a escritos completos.

26. Polisíndeton
     Consiste en el uso reiterado de conjunciones. Normalmente, esta imagen busca un efecto de prolongación en el tiempo.

27. Prosopopeya
     Consiste en atribuir cualidades a algo o alguien que no corresponden con su naturaleza. Se puede realizar de diversas maneras, por ejemplo:
Personificación: Consiste en atribuir cualidades humanas a seres inanimados, ya sean animales o cosas:El cáñamo se retorcía con áspero gemir, enroscándose lentamente sobre sí mismo.  Los hilos montaban unos sobre otros, quejándose de la tensión violenta.
Cosificación: También llamada reificación, consiste en atribuir cualidades de objeto a un ser vivo. Es un procedimiento usado sobre todo en la estética vanguardista del expresionismo del siglo XX, pero también su usó con anterioridad. La poesía renacentista, por ejemplo, transforma a la mujer en un auténtico objeto de lujo compuesto de materias preciosas. Más tarde, durante el Barroco, la cosificación se usó más bien como mecanismo satírico para degradar o desengañar:
Si no duerme su cara con Filena, ni con sus dientes come y su vestido las tres partes le hurta a su marido, y la cuarta el afeite le cercena, Si entera con él come y con él cena, mas debajo del lecho mal cumplido todo su bulto esconde, reducido a chapinzanco y moño por almena, ¿Por qué te espantas, Fabio, que abrazado a su mujer, la busque y la pregone, si, desnuda, se halla descasado? Si cuentas por mujer lo que compone a la mujer, no acuestes a tu lado la mujer, sino el fardo que se pone. (Francisco de Quevedo, siglo XVII)
Animalización: consiste en atribuir cualidades animales a un ser humano o a un objeto.

28. Sarcasmo
     Ironía cruel o muy descubierta que se complace en zaherir violentamente a una persona: ¡Te felicito por tu gran inteligencia; eres todo un genio!

29. Símbolo
     Es una realidad perceptible por los sentidos, que se adopta para representar otra realidad de carácter espiritual o abstracto. Así, la balanza es símbolo de (o simboliza a) la justicia; y la cruz, del Cristianismo. Los escritores suelen crear sus propios símbolos.  Unamuno, por ejemplo, representa la angustia que le corroe el alma como un buitre que la simboliza:   Este buitre feroz de ceño torvo
que me devora las entrañas fiero
es mi único y constante compañero,
labra mis penas con su pico corvo.
(Carreter, 1995, 15).

30. Símil o comparación
     El símil consiste en establecer una comparación o relación de semejanza entre dos partes usando los nexos como, tal, cual, o el verbo parece. La comparación o símil debe distinguirse claramente de la metáfora, puesto que la comparación establece una relación de semejanza o parecido, pero la metáfora la establece de identidad o esencia.
Ejemplos: Dientes como perlas. Unas nubes alargadas cruzan cual culebras. Como los ríos que en veloz corrida se llevan a la mar, tal soy llevado al último suspiro de mi vida (Alonso Fernández de Andrada, Epístola moral a Fabio)

31. Sinécdoque
     La sinécdoque es un tipo particular de metonimia y, por tanto, se funda también en la contigüidad.  Consiste en emplear el nombre del todo por el de una parte (La ciudad le hizo un gran recibimiento), o el de una parte en lugar del nombre del todo (Aparecieron dos velas en el horizonte. dos velas = dos barcos) (Carreter, 1995, 11).

32. Sinestesia
     Tropo que consiste en unir dos imágenes o sensaciones procedentes de diferentes dominios sensoriale: Soledad sonora. Verde chillón (RAE, 1992).
Consiste en atribuir a un objeto cualidades propias de otro y parece estar basada en la facultad que poseen algunas personas para sentir percepciones sensoriales cruzadas.  Ejemplo:
La atmósfera del verano, densa hasta entonces, se aligeraba y adquiría una acuidad a través de la cual los sonidos eran casi dolorosos, punzando la carne como la espina de una flor. De las hojas mojadas, de la tierra húmeda, brotaba entonces un aroma delicioso, y el agua de la lluvia recogida en el hueco de tu mano tenía el sabor de aquel aroma… (El otoño. Luis Cernuda)


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(Carreter, 1995). Carreter, Fernando Lázaro  Literatura Española, Anaya, 1995.
(Carreter y Tusón, 1988) Carreter, Fernando Lázaro y Vicente Tusón.  Literatura Española, Anaya, 1988.
(RAE, 1992)  Real Academia Española.  Diccionario de la Lengua Española, Espasa Calpe, 1992.

PROPUESTA PARA EL ANÁLISIS LITERARIO: LOS VALORES HUMANOS, EL VALOR DOCUMENTAL Y EL CARÁCTER COMPROMETIDO.

Los valores humanos, el valor documental y el carácter comprometido.
Autor: René De León G.

 1. Los valores humanos

             En este punto se tratan de examinar los beneficios o enseñanzas que hemos obtenido de la lectura en cuanto a los valores humanos.
            Hay que tomar en cuenta una clasificación de valores, por ejemplo,  valores morales, valores cívicos, valores espirituales, valores religiosos, valores materiales, valores filosóficos; y también reconocer valores específicos: unión familiar, honor, honra, justicia, libertad, dignidad, amor, fidelidad,  perseverancia, respeto, honradez, amistad, tolerancia, bondad, nacionalismo, etc.
            Si en una obra se presentan contravalores, al analizar podemos comprender la importancia de los valores que se oponen a los contravalores; por ejemplo, al analizar la injusticia, entenderemos mejor el valor de la justicia.
              En el análisis debemos, primero, mencionar los valores humanos que se reflejan en la obra  o las enseñanzas que se extraen de la lectura. Luego debemos sustentar cómo se reflejan esos valores en la obra (uno por párrafo). Finalmente, debemos dar una conclusión u opinión.
            Al sustentar, se deben explicar y analizar los comportamientos o formas de ser donde se denoten los valores que se señalen.
            Ejemplo de un esquema de temas para los párrafos de una redacción: Introducción, valores morales, valores cívicos,  valores religiosos, conclusión.  Otro esquema puede ser el siguiente: Introducción, la justicia, la honradez, el respeto, el amor, la amistad, conclusión.

2. El valor documental

            Aparte del valor literario y de los valores humanos, una obra puede presentar valor o importancia en otros aspectos; por ejemplo, puede servir como documento para conocer una sociedad de determinada época.  En este caso se habla de valor documental de la obra, y el mismo puede referirse a lo histórico, lo geográfico, lo social, lo económico, lo científico, lo político, lo psicológico, lo filosófico, lo educativo, lo religioso, lo sociológico, lo artístico, etc.
          El valor documental se analiza  de la siguiente forma: Primero, mencionamos en qué planos o aspectos la obra nos sirve como documento para conocer la sociedad de determinada época.  Luego, sustentamos cómo se refleja el valor documental de la obra en cada plano; ejemplos: en lo geográfico, en lo histórico, en lo social, en lo económico, en lo moral, en lo educativo, en lo político, en lo religioso, etc. (un plano por párrafo).  Finalmente, planteamos la conclusión u opinión.

3. El carácter comprometido

            El carácter comprometido lo posee la obra en la que el autor se compromete con una ideología (la defiende o la acusa) y así también compromete al lector a adoptar una posición o tomar una actitud frente a lo que le plantea.  Esta función social de la literatura es más propia de los períodos clasicistas, dado que en éstos predomina la razón, la reflexión, la investigación, el cuestionamiento.
Los planos en que una obra puede presentar carácter comprometido son los mismos en que la obra puede presentar valor documental, sólo que ahora el autor tiene una intención especial con los contenidos que presenta: los defiende o los acusa para que los lectores lo sepan y para que tomen partido.
            Podemos afirmar, sin dudas, que la mayoría de las corrientes literarias y autores desde la segunda mitad del siglo XIX (Realismo y Naturalismo) hasta hoy,  han denotado esta preocupación social en la literatura, la cual actualmente se ha convertido en un medio de comunicación de masas con gran poder e influencia en todo el mundo.  Los escritores aprovechan este medio para expresar sus insatisfacciones con el mundo o con el medio específico en que viven, para denunciar, para ganar adeptos a determinada posición ideológica, especialmente en campos como la política, la religión, la filosofía y la economía.  Hoy son muy pocos los que en literatura cultivan "el arte por el arte".
            El análisis del carácter comprometido implica lo siguiente: en la introducción, mencionar qué planos o ideologías acusa o defiende el autor;  en el desarrollo, sustentar cómo se refleja el carácter comprometido en la obra, por ejemplo, en lo político, en lo religioso, en lo económico, en lo moral, en lo social, en lo educativo, en lo filosófico, etc. (un plano, aspecto o ideología por  párrafo);  al final, establecer nuestra conclusión u opinión.

lunes, 26 de septiembre de 2011

CORRECCIÓN IDIOMÁTICA: LOS VERBOS IMPERSONALES HABER Y HACER

LOS VERBOS IMPERSONALES HABER  Y  HACER

       Cuando los verbos haber y hacer son impersonales, sólo se usan en singular.
  • HABER

     El verbo haber es impersonal cuando se usa solo; o sea, cuando no es verbo auxiliar: Hay muchas personas aquí. Habrá muchas sorpresas. Hubo algunas dificultades. Había muchos recursos para trabajar.
     También es impersonal y, por tanto, debe usarse en singular cuando es auxiliar del mismo verbo haber: Ha habido muchos concursantes este año.  No creo que haya habido muchas dificultades. Si hubiera habido otras actividades, los asistentes no se hubieran aburrido.  No entiendo por qué habrá habido tantas protestas.
     En ocasiones, para corregir los errores que se cometen con este verbo, tenemos que recurrir a los verbos ser o estar: Habíamos veinte personas. (éramosAhí habíamos varios que no lo sabíamos. (estábamos o éramos varios los que)  Habíamos demasiadas personas en ese lugar. (estábamos o éramos demasiadas las personasHabíamos muchos que no estábamos de acuerdo. (éramos muchos los que)
  • HACER

      El verbo hacer es impersonal cuando se refiere al aspecto cronológico (transcurso del tiempo) o a fenómenos atmosféricos: Se fue hace  muchos años.  Hace tres horas se imprimió el periódico.  Hizo  unos calores espantosos.

Errores  y  correcciones:
Hubieron muchas inundaciones el mes pasado.          hubo
Allí habían más de cien personas.                               había
Habrán comidas y bebidas.                                         habrá
¿Habrán muchas personas?                                        habrá
De ese incidente hacían ya tres meses.                       hacía
Han habido demasiadas quejas.                                 ha habido
Hacen dos años fuimos a San Juan de la Ciénaga.    hace
Habíamos veinte estudiantes.                                     éramos
Hubimos muchos que nos opusimos.                          Fuimos muchos los que…
Calculo que habrían como cien personas.                 habría
El año pasado hicieron temperaturas muy bajas.      hizo  
Se fue hacen varias horas.                                          hace
Hicieron unos calores horribles.                                hizo   
Habíamos muchos que no estábamos de acuerdo.    Éramos muchos los que…
Habían varios que nos oponíamos a eso.                  Éramos varios los que…

Autor: René De León G.

PROPUESTA PARA EL ANÁLISIS LITERARIO: LOS TIPOS DE NARRADORES

PROPUESTA PARA EL ANÁLISIS LITERARIO: LOS TIPOS DE NARRADORES

Autor: René De León G.

            El tipo de narrador depende de los ojos y la mente que ven y presentan la acción narrada.  Estos ojos y esta mente pueden estar representados por los del propio autor o por los de un personaje (activo o pasivo) de la obra.  Quien crea y cuenta la novela es obviamente el autor, pero el narrador (o hablante imaginario) es parte de su creación, es un elemento de la obra literaria. El autor puede presentar la acción narrada desde afuera, sin encarnar en ningún personaje de su obra, o puede ceder la narración a los personajes.  La posición adoptada por el narrador frente a los hechos y personajes del autor, condiciona la forma como el autor presenta la acción (en primera, segunda o tercera persona).
            De todo lo anterior se desprende que el autor puede narrar su obra desde diferentes puntos de vista, perspectivas, posiciones o enfoques. Puede narrar desde afuera de la obra, objetivamente, a la manera tradicional; en este caso el narrador puede ser omnisciente u observador. También puede narrar desde adentro de la obra al encarnar en uno de sus personajes, o sea, ceder la narración a un personaje; en este caso tenemos un narrador personaje, el cual puede ser un personaje activo (protagonista, autobiográfico, personaje secundario) o un personaje pasivo (narrador testigo)
     Tomando en cuenta, pues, la perspectiva que adopte el autor, se presentan los siguientes tipos de narradores:
  •            Narrador omnisciente: se presenta cuando el autor narra desde afuera, como un dios que lo sabe todo y conoce a sus personajes por fuera y por dentro.  Este tipo de narrador utiliza la tercera persona ilimitada.
  •          Narrador observador: este tipo de narrador también nos cuenta los hechos desde afuera en tercera persona, pero no lo sabe todo como el narrador omnisciente, sino que es un narrador limitado en cuanto a las intimidades de los personajes, por eso se dice que usa la tercera persona limitada.
  • ·         Narrador protagonista: en este caso, el autor cede la narración al protagonista de la obra, el cual narra lo que le ocurre a él y a los demás personajes; este narrador utiliza la primera y la tercera personas.
  • ·         Narrador autobiográfico: es un narrador protagonista que cuenta fundamentalmente su propia vida o parte de ésta.  Narra en primera persona.   
  • ·         Narrador personaje secundario o Narrador testigo: como su nombre lo indica, se presenta cuando el autor, para narrar la obra, encarna en un personaje secundario que participa de la trama y es testigo de la acción del protagonista y de los demás personajes. Pero puede ocurrir que el narrador sea un mero testigo que, sin participar de la acción, sabe lo ocurrido.  El narrador personaje secundario utiliza la primera persona.
  • ·         Se presenta, además, un punto de vista  que consiste en que el narrador se dirige a los personajes como si estuviera dentro de ellos, como si fuera su conciencia; para ello utiliza la segunda persona gramatical (tú); este tipo de narrador se conoce como Narrador en segunda persona o Narrador conciencia.
            Sobre estos tipos de narradores básicos se dará información más amplia más adelante.
            En la novela contemporánea es frecuente el uso fragmentario de la primera persona, a través del recurso denominado monólogo interior o fluir de conciencia, que suele intercalarse con diferentes tipos de narradores.  El hecho de mezclar o usar múltiples tipos de narradores en una obra, se denomina orquestación narrativa.  Cuando la perspectiva cambia de personaje a personaje, se denomina punto de vista del narrador ambulante.
            Existe otro enfoque sobre los tipos de narradores, el cual  se basa en cuánto sabe o conoce el narrador con respecto a sus personajes; este enfoque clasifica los narradores en tres tipos: Omnisciente, Equisciente y Deficiente.
  •         El Narrador Omnisciente es el que sabe más que los personajes y casi lo mismo que el autor. La distancia entre él y el autor es menor que entre el autor y los otros dos tipos de narradores.
  •          El Narrador Equisciente es el que sabe lo mismo que los personajes.  Narra como personaje, por ejemplo, el narrador testigo. Sólo posee la información que tienen los personajes.
  •          El Narrador Deficiente es el que sabe menos que los personajes.  Sólo acota y deja que los personajes se definan. 
      Cualquier tipo de narrador puede hacer uso de recursos como el diálogo y el monólogo interior para dejar que los personajes se definan por sí mismos, que expresen sus pensamientos y sentimientos.
     Para desarrollar este tema, tenemos primero que identificar el tipo de narrador o los tipos de narradores que se presentan en la obra que analizamos.  Luego debemos sustentar con ejemplos de la obra que demuestren que es así.  La manera más eficaz de comprobar que se presenta determinado tipo de narrador es citando textualmente fragmentos de la obra.

Información ampliada y ejemplificación:

1. Narrador omnisciente

            Es el narrador que asume el papel de un dios que lo sabe todo, capaz de analizar las acciones y los pensamientos de sus criaturas, sucesiva y simultáneamente, por fuera y por dentro. Es un narrador visible y omnipresente (Castagnino, Ibid.).
     Este tipo de narrador, el más tradicional, es el que se presenta cuando el autor no cede la narración a ningún personaje, sino que narra desde afuera, objetivamente, como un dios que todo lo sabe y conoce a sus personajes por fuera y por dentro.  Este narrador utiliza la tercera persona gramatical: él, ella, ellos, ellas.  Debido a la omnisciencia del narrador, se dice que usa la tercera persona ilimitada.
     El narrador omnisciente presenta los hechos novelescos desde el exterior de la obra; sin embargo, puede adelantar acontecimientos, cimentar los hechos, caracterizar moralmente a los personajes y penetrar en el interior de sus conciencias. Incluso, puede relatar los hechos que ocurrieron en el pasado y a veces conoce el futuro, es decir, sabe de antemano el final del relato y lo que los personajes harán.
     Es el prototipo de narrador-dios. A veces este narrador no sólo es omnisciente, sino también omnipresente (está en todas partes). Es decir, el narrador, a pesar de contar desde afuera, es capaz de reproducir los pensamientos o sentimientos de cualquier personaje y de seguir también a cualquiera de ellos a cualquier parte.
     El narrador omniscientecuenta la trama desde un punto de vista que le permite conocer absolutamente la psicología, los conflictos, los estados de ánimo e incluso los pensamientos y sentimientos íntimos o inconfesables de todos los personajes. Este tipo de narrador no encuentra límite alguno a sus facultades descriptivas y, generalmente, tampoco adopta opinión alguna ante lo que cuenta, porque esto podría restringir la amplitud de su visión.  El narrador omnisciente no influye en los hechos de la historia, ya que su cometido principal es observar, pasando tan desapercibido como un Dios, por lo cual adopta la persona gramatical más objetiva y cómoda para estas funciones (la tercera).
     Cuando el autor está usando el narrador omnisciente y quiere reproducir en determinado momento el pensamiento o sentimiento íntimo de un personaje, utiliza otros recursos o enfoques;  por ejemplo, puede introducir un diálogo, un soliloquio, un monólogo interior o fluir de conciencia.
     El narrador omnisciente se presenta, por mencionar algunas, en las siguientes obras: La Ilíada, La Odisea, La Eneida, El Poema de Mío Cid; El Quijote, La Gitanilla y La Ilustre Fregona (Cervantes); Narciso y Goldmundo, Siddartha y Bajo la Rueda (Hermann Hesse); Crimen y Castigo (Fedor Dostoievski);  Doña Bárbara (Rómulo Gallegos); Los perros hambrientos (Ciro Alegría);  El Coronel no tiene quien le escriba, Cien años de soledadEl amor en los tiempos del cólera (Gabriel García Márquez); Todo un conflicto de sangre (Rogelio Sinán); El Zarco (Ignacio M. Altamirano); Amalia (José Mármol); el Prólogo y parte del Epílogo de El Ahogado (Tristán Solarte); Pueblos perdidos (Gil Blas Tejeira); Tú sola en mi vida (Julio B. Sosa); Loma ardiente y vestida de sol (Rafael L. Pernett y Morales); Soñar con la ciudad, Ojitos de ángel y La ventana abierta (Ramón Foseca Mora).  

Ejemplos:
Muchos años después, frente al  pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.  Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos.  El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo.  Todos los años, por el mes de marzo, una familia de gitanos desarrapados plantaba su carpa cerca de la aldea, y con un grande alboroto de pitos y timbales daban a conocer los nuevos inventos.  Primero llevaron el imán.  Un gitano corpulento, de barba montaraz y manos de gorrión, que se presentó con el nombre de Melquíades, hizo una truculenta demostración pública de lo que él mismo llamaba la octava maravilla de los sabios alquimistas de Macedonia.  Fue de casa en casa arrastrando dos lingotes metálicos, y todo el mundo se espantó al ver que los calderos, las pailas, las tenazas y los anafes se caían de su sitio, y las maderas crujían por la desesperación de los clavos y los tornillos tratando de desenclavarse…               Cien Años de Soledad,  Gabriel García Márquez.

La hermosa joven, cuyo carácter parecía estar en armonía con el del bandido, al ver pasar frente a sus ventanas aquel cuerpo de gallardos jinetes, vistosos y brillantes, y al frente de ellos, montado en soberbio caballo y cargado de plata hasta el exceso, al joven y terrible bandido, cuyo nombre no había sonado en su oído sino con el acento del terror, se sintió atraída hacia él por  un afecto en que se mezclaban la simpatía, la codicia y la vanidad como en punzante y sabroso filtro.
                                               El Zarco,  Ignacio Manuel Altamirano.

2. Narrador observador

            Es el narrador  que observa lo objetivable, el mundo físico en que se mueven sus personajes; los oye y escucha; los ve actuar, pero no puede anticipar lo que pasa por sus mentes; no puede seguir el flujo de sus psiquismos… este narrador no es un personaje de la novela y generalmente cuenta con los personajes de la tercera persona gramatical (Castagnino, 1971, 161).
     El narrador observador es el que nos cuenta los hechos objetivos, externos (fuera de nosotros), que ocurren en la obra y lo que hacen los personajes, pero no lo sabe todo como el narrador omnisciente, sino que desconoce las intimidades de los personajes (Castillo, 1995, 102). El narrador observador, igualmente que el omnisciente, no es un personaje de la trama, narra desde afuera de la obra, no forma parte del argumento, pero es un narrador limitado en comparación con el omnisciente.  Por esto último, se dice que este narrador utiliza la tercera persona limitada. Se limita a narrar lo que le proporcionan los medios naturales de información; ignora muchas cosas por falta de experiencia directa o por no haber obtenido información.
     Este tipo de narrador, conocido también como narrador observador externo, narrador básico o narrador objetivo, sólo cuenta lo que se puede observar, asume el papel de un observador ordinario; sabe sólo lo que un hombre común puede saber sobre sus vecinos; se le escapa la totalidad de los acontecimientos y la intimidad secreta de los personajes.  A veces el novelista no desea describir más que los signos externos;  desea ser impersonal, no omnisciente.  Por ello restringe su conocimiento a los hechos que cualquier persona puede observar, a los sentidos de la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto.  Como si se tratase de una cámara de cine,  el narrador muestra, no explica. No conoce los pensamientos, sentimientos ni deseos de los personajes; tampoco tiene idea sobre lo que pasará más adelante.
     Al emplear este tipo de narrador, se renuncia explícitamente a leer los pensamientos de los personajes y a contar cosas que no tengan relación directa con la acción que se narra. Es decir, el narrador describe lugares, acciones, gestos, conversaciones, etc. casi como si fuera una cámara de cine; además, describe olores y otras sensaciones. Dado que se autoimpone la obligación de mantenerse fuera de los personajes, es absolutamente necesario que este narrador sea muy detallista y que cuide mucho la selección de estos detalles que han de dar vida y profundidad a los personajes.
     Este narrador describe el mundo en que sus personajes se desenvuelven; no penetra en sus mentes.  Ésta es la clase de narrador que encontramos en un conjunto de novelas francesas del presente siglo (XX), agrupadas bajo en nombre de "nouveau roman" (Sierra, 1982, 7).  También es el tipo de narrador característico de la novela negra (novela del mundo profesional del crimen).

     El narrador observador se presenta, por ejemplo, en la novela Los de Abajo, de Mariano Azuela.  Veamos un fragmento de esta obra:
El hombre, sin alterarse, acabó de comer; se acercó un cántaro y, levantándolo a dos manos, bebió agua a borbotones.  Luego se puso en pie.
                        --Tu rifle está  debajo del petate –pronunció ella en voz muy baja.
                        El cuartito se alumbraba por una mecha de sebo. En un rincón descansaban un yugo, un arado, un otate y otros aperos de labranza.  Del techo pendían cuerdas sosteniendo un viejo molde de adobes, que servía de cama, y sobre mantas y desteñidas hilachas dormía un niño.
                        Demetrio ciñó la cartuchera a su cintura y levantó el fusil.  Alto, robusto, de faz bermeja, sin pelo de barba, vestía camisa y calzón  de manta, ancho sombrero de soyate y guaraches.
                        Salió paso a paso, desapareciendo en la oscuridad impenetrable de la noche.
            El Palomo, enfurecido, había saltado la cerca del corral.  De pronto se oyó un disparo, el perro lanzó un gemido sordo y no ladró más.
                        Unos hombres a caballo llegaron vociferando y  maldiciendo. Dos se apearon y otro quedó cuidando las bestias.

 3. Narrador protagonista

           Se presenta cuando el autor encarna en el protagonista o personaje principal de la obra, el cual narra lo que les ocurre a él y a los demás personajes; este narrador utiliza la primera y la tercera personas.
     Este punto de vista en el cual el narrador es a la vez protagonista del relato, ofrece la variante de que la narración sea autobiográfica del autor, o bien de que el autor cree el artificio del yo-narrador (Castagnino, Ibid.).
Cuando el narrador encarna en el protagonista en primera persona, adopta un punto de vista subjetivo que le impide interpretar de forma absoluta e imparcial los pensamientos y acciones de los restantes personajes de la narración. Su subjetivismo, a veces, contamina el género épico o narrativo, habitualmente imparcial y contado por ello en tercera persona, con el género lírico, habitualmente desarrollado en primera persona, y da origen a subgéneros híbridos como la autobiografía, la novela epistolar, las memorias, el diario, la confesión, la novela picaresca, todas éstas con narrador protagonista.  Novelas epistolares (con cartas) son, por ejemplo, la I Parte de Pepita Jiménez, de Juan Valera, e Ifigenia, de Teresa de la Parra; ejemplos de diarios son El niño que enloqueció de amor  y El hermano asno, de Eduardo Barrios; ejemplos de memorias, Don Segundo Sombra, de Ricardo Güiraldes, y La Vorágine, de José Eustasio Rivera.  También encontramos narrador protagonista en obras como La familia de Pascual Duarte (Camilo José Cela), Relato de un náufrago y La hojarasca(Gabriel García Márquez),  Hechizo (Rogelio Sinán), El Desván (Ramón H. Jurado).  Ejemplifiquemos el uso de este tipo de narrador:
            Terminado el trabajo de la fotografía, me fui a cazar, una tarde, por los alrededores de Hong-Kong.  Llevaba mi morral y mi fusil.  Se daban por allí unos conejillos de carne muy sabrosa, y tenía la esperanza de cazar uno de ellos.
            Había ya caminado bastante, sin hallar nada, y estaba algo cansado y sediento; de manera que me acerqué a una casa que divisé desde lejos.
            Un chino viejo fumaba su cachimba.
            Me llamó la atención, desde que llegué, una chinita, con un pañuelo rojo atado a la cabeza, que me sonrió muy amable.
            Cuando pedí agua, fue ella quien me la trajo.  Me la entregó con…
                                               Hechizo, La Boina Roja, Rogelio Sinán.

            Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo. Los mismos cueros tenemos todos los mortales al nacer y sin embargo, cuando vamos creciendo, el destino se complace en variarnos como si fuésemos de cera y destinarnos por sendas diferentes al mismo fin: la muerte…
            Nací hace ya muchos años –lo menos cincuenta y cinco—en un pueblo perdido por la provincia de Badajoz; el pueblo estaba a unas dos leguas de Almendralejo, agachado sobre una carretera lisa y larga como un día sin pan…
            Mi casa estaba a fuera del pueblo, a unos doscientos pasos largos de las últimas de la piña. Era estrecha y de un solo piso, como correspondía a mi posición, pero como llegué a tomarle cariño, temporadas hubo en que hasta me sentía orgulloso de ella.  En realidad, lo único de la casa que se podía ver era la cocina, lo primero que se encontraba al entrar, siempre limpia y blanqueada con primor; cierto es que el suelo era de tierra, pero tan bien pisada la tenía,…
            De mi niñez no son precisamente buenos recuerdos los que guardo.  Mi padre se llamaba Esteban Duarte DIniz, y era portugués, cuarentón cuando yo niño, y alto y gordo como un monte.  Tenía la color tostada y un estupendo bigote negro que se echaba para abajo…
                                               La Familia de Pascual Duarte,  Camilo José Cela.

          El narrador protagonista puede también presentarnos la trama a través de una introspección, de un monólogo o de un monólogo interior.  Por ejemplo, en la novela Sin fecha fija, de Isis Tejeira, la protagonista narra toda la trama a través de un monólogo.  Ejemplifiquemos con la parte inicial  de esta novela:
¡Vea la vaina!  ¡Pasó lo que tanto me temía!  ¿Por qué no me fui por la escalera?, ¡he quedado atrapada!  ¡Contra!, ¡qué país éste en que siempre se va la luz!, y no sé ni dónde está el timbre de alarma.  ¡Qué oscuro está esto!  Debí haberme fijado dónde estaba el timbre, me enseñaron a ser tan precavida, tan todo en su sitio, tan ordenada… y ahora… Aquí está, este botón debe ser.  ¡Esto sí que es oscuro!  Nada, está dañado…

4. Narrador autobiográfico

          El narrador autobiográfico es un narrador protagonista, con la peculiaridad de que nos presenta fundamentalmente su biografía.  Este narrador se presenta cuando el autor cede la narración al protagonista de la obra y éste nos narra esencialmente su biografía.  Esa biografía puede corresponder a la vida del autor o ser ficción de un protagonista que cuenta su historia. El narrador autobiográfico puede contarnos toda su vida o parte de ella. Usa la primera persona.
    
     Ejemplo de narrador autobiográfico es el narrador de El Lazarillo de Tormes.  Observemos un fragmento del inicio de la obra:
Pues sepa, vuestra merced, ante todas las cosas, que a mí me llaman Lázaro de Tormes, hijo de Tomé González y de Antona Pérez, naturales de Tejares, aldea de Salamanca.  Mi nacimiento fue dentro del río Tormes, por la cual causa tomé el sobrenombre y fue desta manera.  Mi padre, que Dios perdone, tenía cargo de proveer una molienda de una aceña que está ribera de aquel río, en la cual fue molinero más de quince años.  Y estando mi madre una noche en la aceña, preñada de mí, tomóle el parto y parióme allí.  De manera que con verdad me puedo decir nacido en el río.
Pues, siendo yo niño de ocho años, achacaron a mi padre ciertas sangrías mal hechas en los costales de los que allí a moler venían, por lo cual fue preso, y confesó y no negó y padeció persecución por justicia…

5. Narrador personaje secundario o Narrador testigo

           El narrador personaje secundarioes el enfoque narrativoen queel autor, para narrar la trama, encarna en un personaje secundario activo (que participa de la acción), el cual es testigo de la acción del protagonista y de los demás personajes. Utiliza generalmente la primera persona, pero puede hacer uso de la tercera persona.
            Es el punto de vista narrativo en que un narrador cuenta en primera persona hechos, no como protagonista, sino como personaje secundario de los mismos. Se mezcla con sus criaturas  y en los acontecimientos (Castagnino, Ibid.).
            Este narrador, aunque participa de la acción, nos cuenta sobre todo las aventuras de otros personajes más importantes;  no sabe nada acerca de los personajes: ve sus movimientos, oye sus palabras, observa el ambiente que los rodea y lo cuenta.
            Llaman también narrador testigo a este tipo de narrador, puesto que el personaje secundario activo es testigo de las acciones del protagonista y de los demás personajes
     Otros prefieren llamar narrador testigo al que se da cuando narra un personaje secundario pasivo, o sea, que no participa de la acción y sólo es testigo presencial,  observador  interno de la acción de los demás personajes.  Este narrador personaje observador es un caso límite del narrador personaje secundario. El narrador cuenta una historia que vivió o conoció, pero a la que fue totalmente ajeno. Narra, por supuesto, en primera persona y nos ofrece una perspectiva próxima y personal de los hechos cuya autenticidad garantiza diciéndonos que él estaba allí.
     El narrador personaje secundario o narrador testigo aparece, por ejemplo,  en las siguientes obras: El Ahogado (Tristán Solarte), Historia de Mayta (Mario Vargas Llosa), Gertrudis (Hermann Hasse), Nos han dado la tierra (Juan Rulfo), La serpiente de oro (Ciro Alegría).

Ilustremos con dos fragmentos donde se presenta este tipo de narrador:
      Durante los tres meses de vacaciones, él iba todas las tardes a mi casa a practicar la guitarra conmigo y a enseñarme las canciones de moda en Panamá.  Nos hicimos amiguísimos. Él contaba poco más de catorce años; pero hablaba y se conducía como si fuera mucho mayor. En mi casa fumábamos cigarrillos (cosa que él  aún no se atrevía a hacer en público) y charlábamos.  A veces también nos veíamos de noche. 
                                                   Orlando, en El Ahogado, de Tristán Solarte.

   …Si uno vive en Lima tiene que habituarse a la miseria y a la mugre o volverse loco o suicidarse.
   Pero estoy seguro que Mayta nunca se habituó. En el Colegio Salesiano, a la salida, antes de subir al ómnibus que nos llevaba a Magdalena, donde vivíamos los dos, corría a darle a Don Medardo, un ciego harapiento que se apostaba con su violín desafinado a la puerta de la Iglesia  de María Auxiliadora, el pan con queso de la merienda que nos repartían los Padres en el último recreo.  Y los lunes le regalaba un real, que debía ahorrar de su propina del domingo. Cuando nos preparábamos para la primera comunión, en una de las pláticas, hizo dar un respingo al Padre Luis preguntándole a boca de jarro: "¿Por qué hay pobres y ricos, Padre? ¿No somos todos hijos de Dios?"  Andaba siempre hablando de los pobres, de los ciegos, de los tullidos, de los huérfanos, de los locos callejeros, y la última vez que lo vi, muchos años después de haber sido condiscípulos salesianos, volvió a su viejo tema…
Narrador que busca testimonios sobre Mayta, en La Historia de Mayta, de Mario Vargas Llosa.

6. Narrador en segunda persona o Narrador conciencia

           El narrador en segunda persona se dirige a los personajes como si estuviera frente a ellos o dentro de ellos, como si fuera su conciencia; para ello utiliza la segunda persona gramatical (tú). El empleo de la segunda persona establece un diálogo-monólogo ficticio entre el narrador (hablante imaginario) y un oyente imaginario que no responde.  Este narrador puede dirigirse al protagonista  o a un personaje secundario.  El narrador conciencia, que generalmente representa al autor o a un ente indefinido, se dirige continuamente a un que identifica al lector con el personaje.  Al dirigirse al personaje, el narrador puede aprobar o desaprobar sus actos; alabarlo o condenarlo; aconsejarlo, recriminarle, amonestarlo, prevenirlo, guiarlo, plantearle reflexiones; hablarle como si fuera su conciencia, como si fuera un juez  e incluso como si fuera Dios o una fuerza cósmica.
     Narrador en segunda persona encontramos en El Ahogado (Tristán Solarte) y Loma ardiente y vestida de sol (Rafael L. Pernett).  Veamos cómo el narrador "le habla" al personaje Santo, el taxista, en la novela Loma ardiente y vestida de sol:
    Tú te acuerdas de cuando Carmencito estaba en la Loma.  Era gordita y algo graciosa…  Tú te acuerdas del señor Armando, su viejo,… Tú te acuerdas que Carmencito se mudó a la Loma cuando estaba en quinto año de secretariado…Tú te acuerdas del otro novio que se buscó Carmencito y que tú traías todas las noches en tu taxi…
Y tú, ya viste lo que te pasó: mientras manejabas tu taxi nadie te regateaba un real.  También es cierto que en la Loma nadie usaba tu taxi como no fuera el novio de Carmencito, la que llegó a viceministro, pues la mayor parte de las veces los de la Loma bajan al centro a pie como los camellos y a veces sudando como caballos porque el sol, cuando dice voy, viene de verdad, y los busitos no pasan por la Loma porque como no hay plata nadie se monta en ellos.  Pero en cuanto te hiciste ñángara te ficharon más rápido que en seguida…

Ahora observemos cómo el narrador se dirige a Rafael, en el epílogo de El Ahogado:
                     Sí, Rafael.  Tu tumba no ha podido permanecer, como era tu deseo,  en el anonimato.  Son muchos los que saben que esa prominencia es la que cubre tus huesos…
                        Sí, Rafael.  También hay jazmines sobre tus restos.  Hay jazmines, Rafael, la flor que tú tanto amaste hasta convertirla en un símbolo de todo lo que te era extraño, lejano e intensamente añorado…
                        Perdóname, Rafael,  que abandone ahora este semidiálogo, este truco literario.  Me importa  aproximar  más aún  al lector a la intimidad mental de esta encantadora mujer.
                        ¡Se han ido, Rafael!  Te han abandonado en este primer aniversario.  El año entrante serán menos.  Tal vez nadie visitará este montoncito de tierra.
                        Ahora sólo quedo yo, Rafael.  Pero una muralla insalvable  separa mi mundo del tuyo.  No puedo penetrar en él.  La distancia es inconmensurable,… 

7. Monólogo interior o Fluir de conciencia

             El monólogo es un procedimiento narrativo y teatral que consiste en presentar el discurso de un solo hablante. Cuando el monólogo que reproduce el pensamiento de un personaje aparece en la novela, se denomina monólogo interior. Es como un fluir de la conciencia, un diálogo interiorizado, formulado en lenguaje interior, entre el yo locutor y el yo receptor.  Henry James lo denominó corriente de conciencia; James Joyce, palabra interior.
            El monólogo interior, fluir de conciencia o fluir psíquico es una técnica narrativa que no hace otra cosa que presentar los procesos mentales de sus personajes. Es como un surtidor que se desata. Es un artificio narrativo para introducir directamente al lector en la vida interior del personaje sin intervención alguna del autor de la novela. El personaje habla consigo mismo y deja que su conciencia fluya.  Los personajes exponen sus sentimientos más íntimos, como surgen en la mente; hay una libre confesión y manifestación externa de la intimidad de su conciencia.  Los monólogos se presentan muchas veces sin pausas, sin puntos ni comas; así  el novelista indica esa confusión y caos que hay en la conciencia del personaje, eliminando en la escritura los signos de puntuación.  En las obras de Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa, se encuentran brillantes ejemplos de monólogo interior (López y Solís, 1980, 44-45).
            Con este recurso, el narrador omnisciente, el narrador protagonista u otro tipo de narrador pueden contarnos lo que ocurre desde lo profundo de la conciencia de los personajes, sin ninguna organización lógica previa, sin ninguna censura moral.  Esta forma de narrar exige muchísima atención y gran concentración de parte del lector.  A través de este recurso quedan palpables los procesos mentales y los impulsos íntimos de los personajes.
     Esta técnica consiste, pues,  en exponer lo que el personaje va pensando, lo que va fluyendo de su conciencia, sin el orden ni la coherencia propios del lenguaje planificado para un receptor.  El fluir de conciencia se da en el pensamiento del personaje, pero puede que el personaje hable para sí mismo lo que va pensando.
     Este mecanismo nos permite acercarnos a las secretas intimidades de los protagonistas.  Consiste en reproducir, en primera persona, los pensamientos del protagonista tal y como surgen en su conciencia. Es una técnica  poderosa para explicar el mundo consciente y el subconsciente.  La estructura del monólogo depende del grado de conciencia o inconciencia del protagonista.
El monólogo interior trata de reproducir los mecanismos del pensamiento en el texto, tales como la asociación de ideas. Se caracteriza principalmente por la fusión del mundo real y el mundo interior, imaginado por alguno de los protagonistas. Con frecuencia, en este tipo de literatura, resulta complicado descifrar lo que ocurre.
     Normalmente, los escritores utilizan largas oraciones que se mueven de un pensamiento hacia otro. Frecuentemente usan la elipsis y, en algunas ocasiones, evitan utilizar los signos de puntuación o los medios de enlaces lógicos para no romper el flujo repentino de ideas.
     En los monólogos interiores, los escritores tratan de expresar  los estados de ánimo, los pensamientos secretos, los sentimientos ocultos o los deseos reprimidos de los personajes y, por tanto, del ser humano. Los contenidos de los monólogos constituyen mundos internos del hombre que en la mayoría de las ocasiones ocultan fantasías y pensamientos que nunca podrán ser realizados.
     Los antecedentes de esta técnica se remontan al siglo XIX (Stendhal, Dickens, Dostoievski) y su influencia es decisiva en el Ulises de James Joyce (1922) y en las obras de Proust, William Faulkner, A. Huxley,  M. Delibes, Goytisolo, Camilo J. Cela, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, etc.   Examinemos los siguientes ejemplos:
            ¡Qué diferente vida la mía si amase al marqués de Croisenois!  Sería nada más que una nueva edición de esa felicidad que mis primas gozan y que tan intensamente aborrezco.  Me sé de memoria todo cuanto habría de decirme el pobre marqués y lo que yo le respondería.  ¿Qué clase de amor es ése que obliga a vivir en continuo bostezo?  Más vale hacerse devota…
                                                           Matilde, en Rojo y Negro, de Stendhal.

            Sí, el hombre lo tiene todo al alcance de la mano, y, como buen holgazán, deja que todo pase ante sus mismas narices... Esto es ya un axioma... Es chocante que lo que más temor inspira a los hombres sea aquello que les aparta de sus costumbres. Sí, eso es lo que más los altera... ¡Pero esto ya es demasiado divagar! Mientras divago, no hago nada. Y también podría decir que no hacer nada es lo que me lleva a divagar. Hace ya un mes que tengo la costumbre de hablar conmigo mismo, de pasar días enteros echado en mi rincón, pensando... Tonterías... Porque ¿qué necesidad tengo yo de dar este paso? ¿Soy verdaderamente capaz de hacer... "eso"? ¿Es que, por lo menos, lo he pensado en serio? De ningún modo: todo ha sido un juego de mi imaginación, una fantasía que me divierte... Un juego, sí; nada más que un juego.                                                                     Raskolnikov, en Crimen y Castigo, de Dostoievski.

            Cruzó por la esquina de la calle Nassau y se quedó delante del escaparate de Yeates e Hijo, viendo los precios de los gemelos.  ¿Y si me dejo caer por el viejo Harris a charlar con el joven Sinclai?  Tipo bien educado.  Probablemente estará almorzando.  Tengo que arreglar esos gemelos viejos.  Lentes Goerz, seis guineas.  Los alemanes se están abriendo pasos por todas partes.  Venden con buenas condiciones para capturar el comercio.  Con rebaja.  Podría encontrar por casualidad unos en la oficina de objetos perdidos de los trenes.  Es asombrosotas cosas que deja la gente en los trenes y los guardarropas.  ¿En qué están pensando?  Las mujeres también.  Increíble.  El año pasado yendo de viaje a Ennis tuve que recoger el bolso de aquella hija de un campesino y entregarlo en el empalme de Limerick.  Dinero sin reclamar también.  Hay un relojito allá arriba en el tejado del banco para probar esos gemelos.              
                                               Leopold Bloom,  en Ulises,  de  James Joyce.

            No, no voy a abrir los labios: o esa línea arrugada, sin labios, en el reflejo del vidrio.  Mantendré los brazos alargados sobre las sábanas.  Las cobijas me llegan hasta el vientre.  El estómago… ah…Y las piernas permanecen abiertas, con ese artefacto frío entre los muslos.  Y el pecho sigue dormido, con el mismo hormigueo sordo que siento… que.. que sentía cuando pasaba mucho tiempo sentado en un cine…     
                  Artemio Cruz, en La Muerte de Artemio Cruz, de Carlos Fuentes.

            No creo que exista el diablo pero el Jaguar me hace dudar a veces.  Él dice que no cree, pero es mentira, pura pose. Se vio cuando le pegó a Arróspide por hablar mal de Santa Rosa.  Mi madre era devota de Santa Rosa…                           
                     Alberto, en La Ciudad y los Perros, de Mario Vargas Llosa.


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  1. Castagnino, Raúl H. (1971), El Análisis Literario, Buenos Aires: Argentina, Editorial Nova.
  2. Castillo, Abel (1995), El Lenguaje Literario, Panamá: Panamá, Ediciones Ariel.
  3. López, Rosa de y Odilia de Solís (1980),  Análisis de Texto Literario (folleto),  Panamá:  Panamá,  Dirección General de Educación Secundaria, Supervisión de Español.
  4. Sierra, Sylvia R. (1982), Nociones Literarias (folleto), Panamá: Panamá, Ciudad Universitaria.

                                                               René De León G
                                                              Panamá, Panamá, 2011.

viernes, 2 de septiembre de 2011

INVIERNOS DE AYER

INVIERNOS DE AYER

 
Una densa brisa bajaba cargada de humedad…
Eran los días aquellos forjados por el jadeo de los caminantes y las exhalaciones de las esposas fieles, ceñidas a los baldes o a los fogones de barro.

Las quebradas y las zanjas estaban revueltas por las incesantes lluvias; en sus candiles se ajetreaban los despojos del producto campestre… Y hablaban los remolinos, pujaban las cuevas y cantaban los viejos metales en el fondo de aquellas aguas color de venganza y de impiedad sin fin.

Escuálidos, con ojeras proyectadas hacia las tardes de hambre, chapoteaban en las aguas desbordadas desnudos niños con el color de los días sin techo y las noches sin abrigo; alumnos del sol y de la lluvia, hermanos de los árboles y fieles amigos del barro y las espinas.

Eran esas tardes podridas de barro y humedad; eran esos broncos potros sin jáquima…
Eran aquellas playas de puertos innavegables y manglares sinfónicos; de objetos perdidos y buscados en riñas y competencias; de esteros prohibidos; de albinas con costras de escarchas níveas confundidas con fango, con troncos desmayados y ñangas punzantes….

Tiempos de juventud sin ojos y sin freno, de risas sin equilibrio y dolor sin llanto…
Inviernos de ayer de heridas sin vendajes y de la sangre ignorada.

René De León G.
25 de enero de 1978

SUEÑOS CON COMETAS

SUEÑOS CON COMETAS


Le hubiera gustado terminar la cometa y volarla, disfrutar de sus viejas entretenciones,…
pero no encontraba el material adecuado para el arco de la zumbadera.

Se desesperaba doblando verolises, puliendo cañas y bejucos, e intentando con otros materiales no usados para zumbaderas de cometas….
pero siempre, terminando, se malograba la cometa.

Su juvenil espíritu no había sido ahogado por las duras responsabilidades de la entrada en la edad adulta y seguía como triturando su infancia en un mundo de hierro lleno de ideales que se le convirtieron en sueños continuos con cometas inconclusas…

y todas las noches, cuando sólo le faltaba la zumbadera, le pedía tiempo al sueño y un arco a su dios para terminar la cometa.


René De León G.
11 de diciembre de 1979

"Elevándose", 2002.

NEGARSE A LA VIDA CIRCULAR

NEGARSE A LA VIDA CIRCULAR


Negarse a la repetición de la historia circular de los nuestros, de nuestro pueblo y de nuestro tiempo.

Negarse a repetir la vida circular que duele,
que hiere y carece de sensatez.

Nos han herido y hemos herido, pero podemos forjar nuevas vidas sin heridas y sin que sientan la necesidad de herirnos.

Nos han enseñado… y hemos aprendido y hemos ignorado; mas lo que da origen al bien no es el aprendizaje ni la ignorancia…
es el amor y la acción por el bien.

Hemos discutido, gritado, ofendido, humillado, despreciado y apartado; sin embargo, lo que satisface no es el apartamiento, ni la armonía disimulada, ni el silencio egoísta, ni el halago vano, ni el engrandecimiento, ni el falso amor.

Lo que enaltece y da satisfacción de vida es el rehacer, el reconstruir, el construir novedades, el romper patrones que truncan nuestra realización y felicidad, el idear nuevos mundos y nuevas vidas…

Por el bien, por el perdón, por la tolerancia, por la sabiduría del dios en que creemos…
Por ese dios del bien, vivamos; disfrutemos por la sabiduría de poder hacer el bien.

Negarse a repetir la vida circular en que giramos,
que nos persigue, que nos incita a creer que lo que nos exigen es lo justo, lo bueno y productivo, el deber.

Porque nadie puede legarnos el deber: el deber nace del alma cuando el alma es justa y buena.


René De León G.
16 de junio de 2000

ORFANDAD

ORFANDAD


Por una puerta…
Por las rendijas de una puerta de viejos maderos, por donde en las noches invernales se cuela el frío, y por donde el vapor calcinante del verano penetra con su dardo de sudoroso pesar…

Por esa puerta…
Por esa oquedad sale el llanto consternado de un hermoso retoño de vida.

Por esa abertura, por donde dos ojos tiernos se esfuman en busca de cobertor en el invierno y de un calor diferente de verano… ¡en busca de una madre!
Por allí, por acá, por todas partes…

En esa estancia, asediado por la corrupción y la quimera, un magro retoño de vida solitaria pretende con su aciago llanto, y como por instinto, ver llegar la efigie harapienta de esa verdulera mujer de consuetudinario olvido.

En aquella estancia…
Por aquellos resquicios… Por esas rendijas… Por esas grietas…
Por allí, por acá, por todas partes…
En cualquier cuartucho donde apenas penetra la luz.


René De León G.
5 de junio de 1977

INÚTIL CAMBIO

INÚTIL CAMBIO


He tratado de componer el mundo de miles maneras;
he inventado nuevas formas de pensar y de ver las cosas.

Y también me he esforzado por sentir de manera diferente,
por disfrutar de manera diferente,
por amar de otro modo.

He dejado de besar en los labios para besar las manos frías;
he dejado de abrazar tu sensual cintura para posar mis manos en tus hombros.

Me he resignado a no fundirme contigo y a sólo contemplarte.
Y he logrado en vano una nueva forma de amar.


René De León G.
21 de julio de 1979

AMOR INADVERTIDO

AMOR INADVERTIDO


En esas viejas páginas que entonces revisé, estaba escrita, con letra casi invisible y de manera anónima, la historia de tus ojos:

“Sus ojos se habían hecho para el viento, y sin embargo rebosaban de amor; no eran azules ni verdes ni de ningún color que llamara la atención, pero era lo primero que miraba cualquiera que pasaba a su lado.

Eran como abismos que absorbían la lluvia, que evaporaban el calor y que no tenían fondo ni forma visibles.

Sus ojos nunca me miraron fijamente.
Nunca pensaron amar, mas el amor se desbordaba en ellos.

Nunca habían conocido el dolor, pero un día sintieron inundarse de un agua salada, de un mar extraño, que subía y subía, que llegaba a los párpados, se derramaba en silencio… y ese día algo les dijo que así era el dolor.

Y por escapar del dolor, sus ojos me miraron fijamente y supieron, desde entonces, que habían amado toda una vida.”


René De León G.
21 de julio de 1979

EL VIEJO ÁRBOL DE MANGO

EL VIEJO ÁRBOL DE MANGO


La sed sube de rama en rama.
El tiempo vence, una a una, casi a todas las ramas del árbol, el cual se bandea sobre el camino polvoriento que conduce a las playas anónimas de un puerto escondido entre oscuros manglares.

Debajo del viejo árbol, el viento juega con el polvo del camino.
Arriba, en sus rugosas ramas, los matapalos juegan a embriagarse con la savia
y a depositar el huevo de la sombra y el silencio.

Nuestra niñez va pasando y no hemos visto pasar el tiempo;
sólo hemos notado que el árbol ha cambiado mucho últimamente;
poco a poco se ha ido consumiendo por la sed y ha ido cediendo sus ramas al ejército de matapalos.

Los frutos del mango ya no quedan tan cerca del suelo en el barranco al otro lado del camino.


René De León G.
2 de agosto de 1979

LA REDACCIÓN

La Redacción
Autor: René De León G.

              
1. Los tipos de redacción
2. Las fases del discurso
3. El escrito completo en lenguaje informativo
   3.1. Los tipos de escrito o formas del discurso en lenguaje informativo
   3.2. La estructura del escrito completo en lenguaje informativo
   3.3. El esquema de ideas o plan de redacción para un escrito completo
   3.4. Las cualidades de una buena redacción en lenguaje informativo
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1. Los tipos de redacción

            Según la finalidad o propósito del emisor, existen dos clases de redacción: la redacción en lenguaje informativo y la redacción en lenguaje literario.

1.1. Redacción en lenguaje informativo

             Este tipo de redacción se conoce también como redacción académica o formal y se escribe en prosa.  Podemos clasificarla así:

  • 1.1.1. El escrito completo: escrito completo en un párrafo, escrito completo en varios párrafos y escritos extensos que constituyen un escrito completo o un conjunto de escritos completos (monografías, tesis, libros didácticos y el informe formal extenso).
  •  1.1.2. El Resumen
  •  1.1.3. La redacción de correspondencia  comercial,  administrativa, institucional,  familiar  y personal: cartas de diversos tipos, circulares, excusas, telegramas, memorandos, resoluciones, solicitudes, actas, decretos, hoja de vida, informes, instancias, certificados, etc.

1.2. Redacción en lenguaje literario

             Esta redacción es conocida como redacción literaria, redacción poética, redacción creativa o literatura.  La literatura se puede escribir en prosa o en verso; incluso el diálogo, que es el recurso típico de las obras de teatro, se puede expresar en prosa o en verso.

La literatura se clasifica en los llamados géneros literarios:

  • 1.2.1. Género épico o narrativo: poema épico, novela, cuento.
  •  1.2.2. Género lírico: poesías de diversos tipos (soneto, romance, nocturno, silva, décima, etc.)
  • 1.2.3. Género dramático o teatro: tragedia, comedia, drama, tragicomedia.
  •  1.2.4. Ensayo

            También según la finalidad, se presentan otros tipos especiales de redacción, como la redacción libre o automática y la redacción publicitaria; sin embargo, estas redacciones se hacen o en lenguaje informativo o en lenguaje literario o mezclando ambos tipos de lenguaje.

  • La redacción libre, automática o improvisada es subjetiva, personal; se escribe de manera informal, porque de forma repentina surge el deseo o la necesidad de comunicar algo de manera escrita.  No se somete a ningún patrón ni esquema y puede hacerse en lenguaje informativo, en lenguaje literario o mezclando ambos. Es común que en esta redacción se utilice un nivel de lenguaje vulgar, cotidiano o coloquial.  De esta manera se escriben impresiones personales, críticas, razonamientos, notas, monólogo interior (fluir de conciencia), diálogos, comunicaciones informales, memorias, cartas informales, entrevistas, bitácora, apuntes vanos, .correo electrónico y la comunicación en tiempo real (“chat”).
  •  La redacción publicitaria usa un tipo muy especial de lenguaje; tanto es así, que hoy se habla de “lenguaje publicitario”, el cual generalmente es una mezcla  de lenguaje informativo, lenguaje literario, lengua coloquial o vulgar y modismos de la lengua oral. Para ganar adeptos, convencer o vender, la publicidad se vale de cualquier recurso lingüístico.

2. Las fases del discurso

Deben cumplirse tres fases, etapas o pasos para lograr una buena redacción o una buena exposición oral: la invención, la disposición y la elocución.

  • La invención es la fase que consiste en la búsqueda y selección del tema y de las fuentes.  Este paso implica una investigación general sobre el tema.
  •  En la etapa de disposición debemos investigar, informarnos de manera profunda  sobre el tema y ordenar la información. Puede que conozcamos el contenido o que lo podamos obtener de fuentes orales; si es así, sólo faltará la selección y el ordenamiento de las ideas.  Al ordenar la información, es necesario elaborar un esquema de ideas o plan de redacción. Este esquema varía según el tipo de redacción escrita o según el tipo de discurso oral.
  •  La elocución es la ejecución de la redacción o la exposición del discurso.  En esta etapa redactamos el escrito completo en párrafos, según el esquema de ideas.

3. El escrito completo en lenguaje informativo

3.1. Los tipos de escrito o formas del discurso en lenguaje informativo

             La redacción en lenguaje informativo puede presentarse de cuatro maneras, conocidas como formas del discurso o tipos de escrito: exposición, argumentación, descripción y narración.
Estos tipos de escrito pocas veces se presentan de manera pura; generalmente aparecen mezcladas dos o más de estas formas del discurso en un mismo escrito, a menos que se tenga la intención de no mezclarlas.
Es conveniente que diferenciemos los tipos de escrito y sepamos escoger cuál es el que debemos usar en determinado momento, según el tipo de redacción y el objetivo que nos propongamos.

3.2. La estructura del escrito completo en lenguaje informativo

Una redacción o escrito completo en lenguaje informativo consta de tres partes: introducción, desarrollo y conclusión.

  • En la introducción debe aparecer la idea principal o  central del escrito.
  • En el desarrollo aparecen las ideas secundarias que apoyan, defienden o fundamentan la idea central. Las ideas secundarias deben estar desarrolladas plenamente y de manera equilibrada. Según la extensión de la redacción, estas ideas pueden apoyarse en ideas terciarias e información puntual (ejemplos, datos precisos, etc.).
  • La conclusión debe referirse también a la idea principal. Una conclusión puede ser de los siguientes tipos: opinión,  síntesis, resultado, generalización, inducción,  deducción, sugerencia, solución de un problema.

El escrito completo puede hacerse en uno o varios párrafos.  Cuando queremos hacer un escrito breve y general, lo hacemos en un párrafo; en este caso, la introducción aparecerá en la primera oración y la conclusión se anotará en la última oración.  Si el escrito completo se hace en varios párrafos, lo recomendable es que el primer párrafo se dedique a la introducción, que los párrafos siguientes contengan cada uno una idea secundaria desarrollada y que la conclusión vaya en el último párrafo.


Gráficas  del  escrito  completo:

Escrito  completo  en  un  párrafo:

       Introducción_________________________________________
____________.   Desarrollo________________________________
_______________________.  ______________________________
_________.  ____________________________________________
_____________________.  ________________________________
______________________________________________________
________.  Conclusión____________________________________
____________________________.


Escrito  completo  en  varios  párrafos:

      Introducción __________________________________
________________________________________________
_______________________________.


Desarrollo:
      Idea secundaria # 1______________________________
____________________.   __________________________
________________________________________________
_____________________________.   _________________
________________________________________________
_________________.   _____________________________
________________________________________________
_____________________________.   _________________
________________________________________________
_______________________________________.

      Idea secundaria # 2______________________________
____________________.   __________________________
________________________________________________
_____________________________.   _________________
________________________________________________
_________________.   _____________________________
________________________________________________
_____________________________.   _________________
________________________________________________
_______________________________________.

      Idea secundaria # 3______________________________
____________________.   __________________________
________________________________________________
_____________________________.   _________________
________________________________________________
_________________.   _____________________________
________________________________________________
_____________________________.   _________________
________________________________________________
_______________________________________.

      Conclusión____________________________________
________________________________________________
_____________________________________.



3.3. El esquema de ideas o plan de redacción para un escrito completo

            Como ya dijimos, para ordenar la información en la etapa de disposición, necesitamos elaborar un esquema de ideas o plan de redacción.  Un buen plan de redacción para un escrito completo debe incluir el título del tema, la idea principal, las ideas secundarias  y la conclusión.

Para obtener un buen esquema de ideas secundarias sobre un tema, debemos primero informarnos de manera completa sobre el tema; luego, debemos anotar todos los sub-temas o ideas secundarias y hacer una selección eliminando las que no son pertinentes para nuestro escrito; finalmente, debemos ordenar las ideas que han sido seleccionadas.

Veamos algunos planes de redacción para escritos completos:

Título: los perros sueltos

Introducción (Idea principal): Los perros sueltos son un problema

Desarrollo (Ideas secundarias):
1.Los perros sueltos pueden aterrorizarnos y causarnos serias dificultades.
2.Los perros sueltos son un peligro para el tráfico.
3.Los perros sueltos dañan los jardines y patios.

Conclusión: Los perros son buenos como cachorros o amarrados o en una perrera, pero sueltos son definitivamente una amenaza.

Título: importancia de la lectura

Introducción:  La lectura es importante por múltiples razones.

Desarrollo:
1.Enriquece nuestra cultura.
2.Nos permite mantenernos informados.
3.Mejora nuestra habilidad para reflexionar y argumentar.
4.Nos enseña a fortificar los valores humanos.
5.Desarrolla nuestra sensibilidad.

Conclusión: Después de la experiencia directa con la realidad, la lectura es la mejor fuente de conocimientos para el ser humano.

Título: los problemas de los adolescentes

Introducción: Hoy día los adolescentes se enfrentan a una gran diversidad de problemas.

Desarrollo:
1.Los problemas familiares afectan enormemente a los adolescentes.
2.Las drogas son uno de los problemas más peligrosos que puede confrontar un adolescente.
3.Los problemas espirituales o psicológicos son muy frecuentes en la adolescencia.
4.La escuela es un ámbito donde el adolescente confronta múltiples dificultades.
5.Las interrelaciones con los amigos se convierte a veces en un problema para los jóvenes.
6.El noviazgo suele constituirse, con frecuencia, en un problema para los adolescentes.

Conclusión: El adolescente necesita el apoyo y la guía del adulto para enfrentar y solucionar las dificultades que la vida le presenta.

3.4. Las cualidades de una buena redacción en lenguaje informativo

            Una buena redacción debe poseer cinco cualidades o características esenciales: unidad, proporción, coherencia, continuidad y corrección.

  • La unidad se refiere a que el escrito debe tener una sola idea principal o tema; todas las ideas secundarias deben relacionarse con la idea central, desarrollarla, sustentarla, ejemplificarla. También la conclusión debe estar relacionada con el tema central.
  •  La proporción consiste en que debe haber equilibrio entre las partes de la redacción: las ideas deben estar desarrolladas hasta el mismo nivel tanto en fondo como en forma.  La proporción es la armonía entre las partes, la distribución adecuada del escrito. La introducción y la conclusión son generalmente cortas; los párrafos de desarrollo son más extensos y más o menos del mismo tamaño, desarrollados con igual fuerza o peso. Además, el tema debe ser desarrollado adecuadamente: se debe completar plenamente la discusión del asunto que se trata; en el desarrollo se debe profundizar, precisar, especificar cada vez más sobre el tema.  El desarrollo o discusión no debe ser un conjunto de generalizaciones o ideas vagas o imprecisas sobre el tema. También debe haber proporción entre el fondo y la forma.
  •  La coherencia se refiere al sentido lógico, a la relación y al orden de las ideas. Coherencia significa conexión, relación o unión de unas cosas con otras.  O sea que las partes del escrito (palabras, frases, proposiciones, oraciones, párrafos) deben estar lógicamente relacionadas, deben tener orden o secuencia.  Los juicios expresados deben ser lógicos, racionales, inteligibles.
  •  La continuidad es la correlación y transición adecuada de una idea a otra, la fluidez, la soltura, la flexibilidad. La conexión de las partes del escrito debe ser "suave", debe haber fluidez en la transición de las ideas.  Hay que buscar las palabras, frases, conectores y signos de puntuación que faciliten esa transición, para que la secuencia de ideas dentro del escrito sea fluida, continua. 
  • La corrección implica todo lo relacionado con el uso del idioma según la normativa: ortografía literal, ortografía acentual, signos de puntuación, corrección idiomática (sintaxis y morfología), uso correcto de conectores (relativos, conjunciones, preposiciones), propiedad del léxico.

            Existen otras características, como la claridad, la precisión, la concisión, la sencillez, la propiedad, la adecuación, la originalidad y el interés;  pero éstas están contenidas en las cinco cualidades esenciales o dependen en gran medida de ellas.  Por otra parte, la importancia de estas características depende de la intención del que escribe, del contenido de la redacción y del tipo de escrito.

La claridad es la facilidad de comprensión de las ideas, razonamientos y argumentos. Los mensajes de la redacción deben percibirse con claridad, deben entenderse fácilmente, sin confusiones, sin dudas ni ambigüedades.  Nada de lo que se exprese debe motivar dudas ni equívocos.  Para lograr la claridad no sólo es necesario saber escoger las palabras, frases y oraciones más adecuadas,  sino también saber combinarlas y encontrar para ellas el lugar más conveniente o adecuado dentro del enunciado.

La precisión es la exactitud rigurosa del lenguaje para señalar el referente. Ser preciso es usar las palabras o expresiones que apunten o señalen directamente y con exactitud lo que se quiere decir.  La precisión conlleva concisión.

La concisión, concreción o brevedad es esencial en la redacción actual, sobre todo en escritos como excusas, circulares, solicitudes, informes, varios tipos de cartas, documentos de correo electrónico, instancias, memorandos, etc.  Hoy día, como en todos los aspectos de la vida, se busca la economía y la funcionalidad en la redacción de documentos; es esencial abreviar, sintetizar, evitar rodeos y palabras innecesarias.

La sencillez o naturalidad es la cualidad del lenguaje que no tiene artificio, ostentación, adornos ni afectación. Un escrito sencillo es natural, espontáneo, sin complicación, con lenguaje común, sin rebuscamientos ni grandilocuencia.  Para redactar con sencillez hay que escribir de la forma más directa y simple, sin rebuscar palabras.  Aunque a veces el contenido tratado requiere el uso de terminología especial o de expresiones de uso poco común que impiden la sencillez del léxico, la redacción moderna se distingue por la llaneza o ausencia de afectación.

La propiedad, según la R.A.E., es el “significado o sentido peculiar y exacto de las voces o frases del lenguaje”.  Ésta es una característica ineludible para poder entendernos en un idioma.  Al redactar debemos evitar términos que puedan interpretarse con diferentes significados, términos imprecisos que no señalen con exactitud lo que pensamos, regionalismos, palabras baúl o comodines.  La propiedad es característica inherente de la claridad.

La adecuación es la selección y combinación de los elementos del código lingüístico adecuados para el destinatario, el tipo de escrito,  la finalidad del escrito, el contenido de la redacción y el contexto.  Como cualidad del estilo, la adecuación se refiere al tono y a la búsqueda de la forma más adecuada para decir lo que se quiere.  Cuando redactamos documentos informativos, no podemos proceder como los literatos, que por ser artistas “escriben como quieren y tienen su estilo”.

La originalidad de un escrito radica, principalmente, en que el que escribe use sus propias palabras y no copie las ideas de otros.  Si el escritor usa contenidos ajenos, debe parafrasearlos o destacarlos como citas textuales. Además, hay que tratar de que lo escrito no resulte como algo mecánico, automático, muy frío, superficial, rutinario, sin fuerza expresiva.  No siempre se puede ser muy creativo y original con determinados tipos de escrito y de contenidos.

El interés que proyecte una redacción depende de la intención que tenga el que escribe de cautivar o convencer al lector; también depende del tipo de escrito y del contenido tratado.

3.5. Requisitos de forma y presentación:

            Los requisitos de forma y presentación varían según el tipo de escrito.  Son requisitos permanentes el título, los márgenes, las sangrías;  la caligrafía (clara), el uso adecuado de las letras, el alineamiento de párrafos, el orden general y el aseo.

Autor:  René De León G.
Panamá, 2010